¿La imagen que transmitimos se ajusta a lo que somos? De no ser así, ¿cómo podemos solucionarlo? Porque, si me preguntan cómo soy, hablo desde mi punto de vista pero… ¿y si le preguntan a los demás?
Muchas veces pensamos que estamos trasmitiendo la imagen adecuada, o por lo menos que la imagen que trasmitimos coincide con la nuestra, y, luego, nos sorprendemos cuando otros nos dicen la impresión que les causamos o lo que creen que es importante para nosotros.
Hace un tiempo, en un viaje de trabajo, tuve la oportunidad de convivir unos meses con personas que no me conocían con anterioridad, por lo que fue una oportunidad única de presentarme y, pasado un tiempo, ver qué idea se hacían de mí y si esa imagen coincidía o no con la que yo me asimilaba o con la que los demás me habían confirmado que guardaban. Un ejercicio de este tipo puede sacudirte o puede fortalecerte y, una vez pasa se pueden tomar cartas en el asunto reorientando nuestra manera de comunicar aquello que queremos y, por supuesto, lo que somos.
Tengo que confesar que soy reacia a las preguntas, tal vez sea deformación profesional porque como periodista y como guionista e, incluso, como escritora, habitualmente, hago yo las preguntas sobre lo que escribo después. De ahí que cuando he necesitado en mi vida profesional algún trabajo relacionado con la imagen y a la hora de ponerme en marcha para comunicar a través del mundo digital, especialmente en las redes sociales, me he sentido realmente incómoda con el cuestionario para el personal branding; porque por algo se llama personal. Quiero decir, el profesional que lo realiza trata de conocerte, por lo que trata de averiguar e indagar sobre todo aquello que tú eres, incluso lo que no sabías que eras, con un interrogatorio que yo ya denomino necesario. De hecho, al comentarlo con ellos una vez ha pasado el trago se han sonreído ante mi incomodidad pues les indica que han hecho bien su trabajo. Luego, me han explicado que como se trata de extraer una identidad individualizada para poder poner en marcha las campañas y acciones de comunicación que te lleven a donde quieres llegar, sin dejar dudas sobre quién eres con lo que dices, haces y compartes, pues lo normal es que pretendan averiguar hasta el color de la ropa interior que usamos. Desde mi experiencia en diferentes gabinetes de prensa me encuentro con las personas, las marcas, los eventos, pero construir lo que hasta ahora ha llegado hasta mí no es un trabajo fácil y comienza, desde luego, por entender quiénes somos.
Las acciones de comunicación deben comenzar por un buen branding
Así es que todas las gestiones de comunicación que se realicen, ya sea personalmente o como la voz y la imagen de una empresa o institución, deberían comenzar con un buen branding, con el que se desvela lo necesario para llegar a la esencia de la misma; esencia que estará en todos los comunicados, entrevistas, notas de prensa, campañas de publicidad en los medios de comunicación convencionales y digitales, etc.
Si pienso en «pasión por el deporte» me viene a la cabeza directamente la marca Nike, y esto es no solo porque se trate de unas zapatillas para hacer deporte, sino porque alguna vez, en algún branding de la marca Nike entendieron que lo que ofrecen es nada más y nada menos que una pieza clave para aquellos que aman el deporte, o que el deporte mueve sus vidas y les anima a llevar adelante cualquier reto; de ahí su eslogan «Tú solo hazlo». ¿Alguien ha jugado todo un partido de baloncesto alguna vez con unas deportivas que le quedaran grandes? ¿y que le hicieran llagas? Pues eso. Muchas marcas saben esto y probablemente sea el secreto de su éxito porque comunicar adecuadamente con aquel mensaje que hable de nosotros queda grabado en el que lo recibe más fácilmente porque es verdad y porque, gracias a lo que somos, conectamos con la esa faceta que es el otro y en la que nos parecemos. Pero hay que encontrarla y, para ello, es necesario invertir tiempo, dinero y dejar que te ayuden.
¿Se puede comunicar como una gran marca?
Claro, sí, porque todos sentimos pasión por algo, porque todos tenemos experiencias y cuando nos movemos, conversamos y escribimos, hasta cuando nos vestimos, estamos hablando de ellas. Así es que cuando nos ponemos en manos de un profesional este trata de averiguar esto mismo para que podamos transmitirlo mejor. En mi estancia de trabajo fuera de casa tuve que responder durante mucho tiempo a preguntas sobre quién era, qué hacia, cómo lo hacía y para qué lo hacía. Irónico, porque se trata de los interrogantes principales que un periodista debe hacer para conocer las claves de una noticia e indagar sobre ellas. Durante ese tiempo, tuve en la cabeza aquello que un año antes había extraído de las sesiones de branding que me realizaron para mostrar las facetas de mi personalidad y de mi trabajo que permitieran conocerme mejor. ¡Fue tan sencillo! Y es que muchas veces tenemos demasiados prejuicios a la hora de comunicarnos, de iniciar proyectos, de asumir riesgos en un mercado cambiante e inestable. Eso es muy comprensible y, sin embargo, en mi opinión todo es más fácil cuando estás preparado y cuando sabes quién eres porque todos sabemos contar historias y si las cuentan sobre nosotros, que inspire aquello que les transmitimos con nuestras verdades.
