¿Crees que tu abuela o el portero de tu edificio entenderá esa estupenda historia para vender una marca que ha ideado un equipo de profesionales en el séptimo piso de una Agencia de Comunicación?abuela

Responder a preguntas como: ¿qué haces? ¿Cómo lo haces? ¿Quiénes lo hacen? o ¿Por qué es útil? suele ayudar a la hora de identificar lo que será el eje de tu discurso a través de la escritura o a través de la imagen con la que te presentas porque, al trabajar en comunicación, debes expresar el mensaje de manera clara; insertarlo en las conversaciones, por así decirlo, con el objeto de que lo entienda, si es necesario, desde tu abuela hasta la portera, pasando por una licenciada cum laude o un adolescente y tu amigo al que no le gusta leer.

Eres un buen comunicador, o por lo menos te consideras así porque durante años has logrado ascender en todas las empresas en las que has trabajado. Pero, ¿qué pasa cuando llegas a casa y tu abuela te pregunta por tu trabajo y añade con verdadero interés: ¿Pero tú qué vendes mi niño?. Entonces, tu cerebro se pone en marcha para resumir en palabras llanas lo que cabe no en una, sino en varias carpetas, y que está ilustrado con no pocos gráficos y resúmenes sobre estudios de mercado. Ella sigue mirándote, amorosa y paciente, esperando la respuesta. Así que te arrancas: «Abuelita, me encargo de hacer visibles las ventajas de los productos de mi empresa para que aquellos que van a usarlos vean que son de utilidad y los compren». Tu abuela sonríe y añade: » ¿Tienes una tienda, querido?. Tú suspiras y le contestas: «No es exactamente una tienda pero sí tenemos personas que compran lo que ofrecemos». Ella no se queda del todo satisfecha pero algo ha entendido: su nieto trabaja para los demás.blogger

Y es que expresar lo que se quiere decir para que otros lo entiendan tal y como queremos decirlo no es una habilidad fácil pero se aprende. Este ejemplo de explicar cosas a las abuelitas puede servir para calibrar qué capacidad de síntesis se posee y, otra cualidad aún mayor: la empatía. Y es que, igual que aprendemos a hablar, aprendemos a comunicar y el secreto está en la información que transmitimos. Entender que el emisor y el receptor se relacionan en función del mensaje puede llevar un tiempo pero, finalmente, se comprende pero, ¿cómo conseguirlo si mantener conversaciones no es nuestro fuerte?. Gancho, sentido del humor, empatía y humildad suelen ser buenos consejeros una vez que tenemos claro qué mensaje vamos a transmitir cuando ofreces al público un servicio;  ya sea en un establecimiento, en una plataforma desde internet o en una reunión familiar en la que esté nuestra abuela. Responder a preguntas como: ¿qué haces?  ¿Cómo lo haces? ¿Quiénes lo hacen? ¿Por qué es útil? suele ayudar a la hora de identificar lo que será el eje de tu discurso a través de la escritura o a través de la imagen con la que te presentas.

La comunicación es una habilidad muy útil en la sociedad en la que nos desenvolvemos diariamente gracias a las redes sociales; que además tienen sus propios códigos. Así, resolver un conflicto de forma constructiva, para administrar una empresa con mayor éxito, coordinar funciones del equipo de trabajo, realizar ventas y ganar clientes son acciones que llevamos a cabo desempeñando procesos de comunicación. No es lo mismo saludar por las mañanas con un rutinario ¿cómo está usted?, hablar sobre el clima y hasta tratar un asunto cotidiano de nuestra empresa de manera impersonal sin que esto sea un problema, que establecer relaciones profundas y duraderas. Para esto último hay que transmitir un mensaje claro y ejercer la escucha atenta, de forma que se mantenga activo el intercambio de información. Por eso hay que desarrollar la habilidad de la comunicación.

redes sociales

Muchas empresas buscan una manera original y moderna de llegar a más personas a las que les interesen sus productos, o directamente hacer que estos les interesen y la manera puede ser una buena presentación a través de la comunicación. El primer paso es encontrar lo que se quiere comunicar, cómo hacerlo, el canal y la estrategia a utilizar y, finalmente, cómo se va a emplear. Son tres pasos sencillos, pero muchas empresas no lo tienen muy claro y suelen utilizar otros canales de comunicación de los cuáles, muchas veces, no obtienen una respuesta clara.

Tenemos que partir de la base de que todo el mundo posee las cualidades necesarias para hablar con eficacia y la tarea del que desea ser un buen comunicador consiste es descubrir y trabajar esas cualidades para potenciar nuestras relaciones sociales y laborales, a parte de los beneficios personales que conlleva aplicar la habilidad para comunicarnos en nuestra vida privada. De hecho, esta habilidad se debería enseñar desde que los niños están en el colegio. La realidad es que vivimos en la sociedad de la información, con una cantidad ingente y diaria de datos que debemos procesar, por lo que el cerebro actúa selectivamente según sus propios intereses. Así que, en general, nuestro posible interlocutor se acerca a nosotros o a aquello que ofrecemos con una atención rápida y fugaz, no dedicando tiempo a realizar ningún análisis detallado de lo que está recibiendo, por lo que cualquier mensaje que requiera para su comprensión de un esfuerzo y estudio detallado será rechazado desde un primer momento.

Por eso, debe producirse una conexión desde un primer momento y la forma más sencilla es recurrir al humor, a los temas de actualidad o a los intereses del sector en el que nos estamos desenvolviendo.

conectar

El objetivo de toda comunicación es interactuar, puesto que ya lo decía Aristóteles: «el hombre es un ser sociable», con lo que es importante esperar a que el interlocutor reciba el mensaje y estudiar su respuesta; porque de ella podremos deducir el siguiente paso a dar en nuestra relación. No es bueno lanzarse a ofrecer nuestros servicios sin conocer a las personas con las que tratamos, sus gustos, sus aficiones y sus preocupaciones, incluso su disponibilidad en ese momento. Sí podemos hablar de lo que hacemos pero nuestro mensaje debería estar encajado en la conversación. Hablar de más incomoda y llega a ser tan negativo como no hablar.

Imagina que tu mensaje es tu obra de arte, como una pintura o una revista. En la revista el mensaje sería la portada y en el cuadro la manera de realizar la obra. En esta última cada objeto ha de estar situado en el sitio más conveniente a la unidad de conjunto. El artista ante el lienzo tiene un espacio definido sin posibilidad de aumentarlo o reducirlo y al que tiene que adaptarse, combinando los elementos e integrándolos para un fin. El fin es el mensaje total y el espacio y los elementos la conversación con nuestras habilidades para la comunicación y las reacciones del receptor del mensaje. Así es que es una obra viva que se alimenta constantemente de actualidad, de medios y de objetivos; por lo que habrá de adaptarse si construímos imágenes, si elaboramos textos o si interactuamos directamente. Pero el mensaje de lo que hacemos y cómo lo hacemos siempre es el mismo, por eso hay que delimitarlo desde un principio y, sobre todo, capacitar a todos aquellos que lo transmiten y que forman parte de nuestra empresa u objetivo para transmitir el mismo de forma adecuada.

La comunicación interna es fundamental para poner en conocimiento de todo el que sea necesario el mensaje que se ha delimitado. Esta, unida a las campañas de promoción externas a través de los mecanismos de difusión que se consideren adecuadas, unido al desarrollo de las habilidades para la comunicación de cada uno de los trabajadores, nos permitirá ir mucho más allá de lo que en un principio habíamos previsto; pues ellos mismos se convertirán en embajadores de nuestros servicios.