La comunicación creativa pasa por contar lo que quieres pero también por llamar la atención sobre lo que quieres contar utilizando aquello más valioso que tienes a tu alcance: la imaginación.

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Hace años que trabajo también en el cine y uno de los directores para cuyo gabinete de prensa colaboro me explicaba su angustia porque iba a presentar su filme en una rueda de prensa conjunta con otros muchos directores de la misma región. Era una presentación oficial pero también era una oportunidad única para llegar a muchos más medios de comunicación a los que tenía acceso habitualmente, pues todos los trabajos contaban con el respaldo institucional, y es sabido que el poder de convocatoria de las instituciones públicas es mayor. De modo que, tras contarme el argumento de su cortometraje le hice una pregunta: ¿Qué quieres transmitir? La cinta no era convencional y trataba la decadencia de la sociedad actual con una metáfora en la que paseaba a su protagonista por una gran ciudad mientras arrastraba un water. En un momento así uno se plantea no sólo cómo comunicar el significado de lo que hace sino también cómo conseguir llegar a hablar de lo que haces. Así es que le recomendé que, si se atrevía, llevara un water a la presentación arrastrándolo con cadenas igual que su protagonista. De esta forma, conseguiría llamar la atención de los asistentes desde el momento en el que entrara en la sala, lo que le daría pie para hablar del filme. Y así fue, no solo a esa rueda de prensa, sino a todas las demás que ofreció en las localidades en las que presentaba su cortometraje, consiguiendo no sólo salir en los medios de comunicación sino también que muchas personas asistieran a la proyección de su película y que esta fuera seleccionada para muchos festivales. El filme se titula ‘Welcome to Disneylandia’, del director Zacarías de la Rosa, y cuenta cómo una concursante gana el programa de más audiencia del momento, cuyo premio es un suicidio con todos los gastos pagados.

¿Es posible la alianza entre el arte y la comunicación?

miniaturasSi de emocionar se trata sí y si emocionar lleva a conocer y a querer mejor. De hecho, despertar la curiosidad a través de la emoción puede ser una buena herramienta para comunicar y no solo para crear contenidos; sino que esos contenidos nos hacen querer ir más allá, convierten en familiar aquello que ofrecemos y nos permiten conectar con el que tiene noticias de nuestra existencia. Con ellos, damos a conocer de inmediato no solo lo que somos sino cómo podemos ser de utilidad. Así, utilizar el arte o las referencias artísticas como parte de nuestros contenidos de comunicación se ha convertido en un recurso cada vez más imaginativo. Desde infografías con fotos reales, pasando por el atrezzo de una película de época para promocionar una tienda de decoración, hasta ilustraciones para enseñar el lenguaje de signos o dibujos animados para explicar lo que hace nuestra empresa en un vídeo más entretenido, ser creativo es estar a la última y cuánto más originales sean nuestras asociaciones mejor.

El objetivo de utilizar la comunicación creativa es conectar directamente con nuestras emociones y despertar nuestra curiosidad. Así, no es lo mismo presentar datos fríos que acercar a nuestros oyentes estos datos con imágenes de las personas a las que los resultados benefician; y si estas personas tienen problemas similares a los nuestros, si confiesan tener los mismos miedos e inseguridades, si han llegado hasta este momento tras emprender caminos arriesgados en los que estaban a punto de perderlo todo entonces dejan de ser desconocidos y nos interesamos por quién ha logrado que no se rindan y cómo. Conectamos con ellos, porque nosotros vivimos también esos problemas. Estas historias pueden contarse con palabras o pueden acompañarse éstas de todos los recursos creativos y artísticos que estén a nuestro alcance para emparejar aquello que ofrecemos con aquello que los otros sienten y necesitan.

También la comunicación creativa te permite diferenciarte, porque hay muchas personas y empresas con buenas ideas, y existen muchos buenos artistas y creativos. La oferta es tan variada que hace falta la imaginación para llegar más allá, para que otros muchos se enteren y para que les guste. Esto fue lo que sucedió también con el festival de cine que ideamos en la productora con la que colaboro, La Máquima de Coser, en la isla canaria de La Palma: El Festivalito. Conocíamos nuestras limitaciones de presupuesto y de ubicación y, conscientes de las dificultades de llegar a los circuitos tradicionales de festivales decidimos inventarnos una fórmula con la que poder utilizar las ventajas competitivas de nuestra región en el sector audiovisual, y que son el clima, las horas de luz y un mercado nacional e internacional que conoce a las Islas Canarias fundamentalmente como destino turístico, para poder llegar al máximo público posible con las películas que ofrecíamos. Por eso, realizamos un certamen cinematográfico en el que las localizaciones en exteriores fueran obligatorias, con un tiempo mínimo para rodar en interiores, y pusimos al alcance de los directores invitados vehículos para que pudieran hacerlo. De esta forma, en ruedas de prensa posteriores muchos de los directores que vinieron a rodar a La Palma dijeron que ya conocían la isla por las películas que aquí se habían rodado y que, incluso, cuando paseaban por sus calles, les parecía vivir dentro de una historia. Con esta idea creativa los cortometrajes rodados en el festival forman parte del material de promoción turística del Archipiélago sin fecha de caducidad con lo que siempre se están viendo en algún lugar del mundo para atraer a potenciales turistas.

emociones

La participación es otra de las ventajas de utilizar la comunicación creativa ya que el arte tiene como objetivo principal emocionar, el componente del que recibe la obra, del que la observa y del que la comenta está garantizado. Por eso, decidimos poner en práctica la escritura colaborativa en uno de nuestros guiones a través del Blog de cine chico de RTVE. Allí lanzamos la propuesta de escribir cada día una escena en la que incluyéramos las sugerencias que los internautas realizaran a través de comentarios. Durante semanas completamos los 90 minutos del filme que luego rodamos y que actualmente está en el circuito de festivales. ’90 minutos&I love you’ comenzó a escribirse con la pregunta de si te enamorarías en 90 minutos y más de un centenar de personas siguieron su desarrollo aceptando y rechazando nuestras propuestas y decidiendo por dónde iría la historia de los protagonistas; por ejemplo, si querían una discusión lo decían y la añadíamos o si querían que apareciera su canción favorita buscábamos la manera de incluirla sin perder la coherencia del guión, así hasta el final.

Por eso, comunicar no es solo contar, es también ser original contando para captar la atención del otro de forma que este participe activamente, ya sea consumiendo o ya sea a través de sus experiencias e, incluso, contribuyendo a que aquello que se ofrece sea mejor gracias a las redes sociales y a su uso como canal de comunicación de ida y vuelta entre las empresas y las personas. En realidad, no hay más límites que la imaginación y lo importante siempre es llegar al corazón de aquellos que tienen la necesidad que quieres cubrir. Puesto que el arte cubre la necesidad del ser humano de canalizar su emociones, sacarlas de las entrañas y lanzarlas al mundo para confirmar que no estamos solos no hay mejor camino para llegar al otro.